
En los 40, una joven pintora indigenista llamada Alicia Bustamante viajó a Ayacucho con el fin de recolectar objetos para el novel Instituto de Arte Peruano y entró en contacto con “imagineros”. Esos artesanos elaboraban "Sanmarcos", baúles y "pasta wawas" (muñecas de manguey con cabeza de pasta). según María Ulfe, el cambio de la denominación de cajones de San Marcos -o “Sanmarcos”- a “Retablos”, se debe a que Bustamante relacionó las cajas con los altares de las iglesias coloniales.
María Eugenia Ulfe relató el encuentro entre la coleccionista y Joaquín López Antay, en su trabajo “Representaciones del (y lo) Indígena en los retablos peruanos” (2006). López, fue un reconocido maestro que dirigía un taller y fue distinguido en 1975 con el Premio Nacional de Artes. El maestro relató: “La señorita Alicia Bustamante siempre me compró retablos. Pero no le gustaban los que yo hacía. Me encargaba otros, como ella quería. Y yo le hacía. “Quiero cárcel de Huancavelica”, me decía, y yo le hacía. “Quiero jarana”, decía y yo le hacía. He hecho bastantes retablos para la señorita Alicia. Ella me decía: “Hazme corrida de toros”, y yo le hacía. Después le he hecho peleas de gallos, trillas, el recojo de tunas. El que más le gustó fue la cárcel de Huancavelica. Todos se los llevó a la Peña Pancho Fierro, en Lima. Ahora está en la Universidad de San Marcos su colección; así me han dicho”. (citado por Ulfe) Cuando los imagineros dejaron de confeccionar los personajes a partir de moldes, y comenzaron a modelarlos tuvieron una mayor libertad en sus retablos
Las preferencias de quienes estudian, y coleccionan los objetos de arte popular, incide en la evolución que presentan las piezas. Los retablos dejaron de reflejar la herranza del ganado, para representar actividades y festividades populares a partir de los 40 y los conflictos sociales a partir de los 70. En el Museo de la Cultura Peruana de Lima puede admirarse el "Retablo de Mártires de Uchuraccay" realizado por Florentino Jimenez y sus hijos.
Los Sanmarcos tienen una función ritual y mágico y los Retablos valor estético y ornamental, en ambos casos pueden ser considerados como documentos etnográficos porque reflejan, la religiosidad, costumbres y actividades del pueblo.
Fuentes:
El retablo Ayacuchano. (1992) Un arte de los Andes. (IEP) Instituto de Estudios Peruanos.
María Eugenia Ulfe (2006) Representaciones del (y lo) Indígena en los retablos peruanos.
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