sábado, 29 de noviembre de 2014

Mates burilados peruanos

En el complejo arqueológico de Huaca Prieta se encontraron dos calabazas talladas. Tienen 3500 años de antigüedad. Es que la confección de artesanías ornamentales a partir de los frutos de la calazaba ("lagenaria sicerania")  es una costumbre ancestral peruana.
En la actualidad se elaboran  en el valle de Mantaro, Provincia de Huanta y Huancayo.  Las familias de artesanos se van trasmitiendo los conocimientos necesarios para continuar con la tradición.


Los mates se confeccionan mediante el burilado, pirograbado y pintado. El burilado es un tallado realizado con un "buril de quinua", clavo de acero cuya punta es modificada o pulida por los artesanos para trabajar con los mates. La punta puede ser triangular, plana, fina o gruesa. El fondo negro o marrón de las escenas  se consigue a partir del quemado, con tizones o en el horno, o el teñido con cenizas de Ichu. Algunos artesanos en la actualidad emplean sopletes. Los mates se pueden hervir en anilina o pintar con pintura blanca.

Los motivos de los mates representan la vida de los campesinos y sus actividades. Hay mates burilados de distintos tamaños, muchos de ellos de gran belleza.

Video sobre la elaboración de mates burilados relatado por los artesanos que los elaboran desde hace generaciones en el pueblo de Cochas, cerca de Huancayo
   

Evolución del término arte popular.

Foto del museo en su página web
Se presenta aquí una muy buena explicación de la evolución del término Arte Popular, publicada en el blog del Museo de Arte Popular José Hernández de Buenos Aires:

"...Al fundarse el Museo en la década de los años 40 el concepto de Arte Popular hacía referencia, entre sus promotores, tanto a las artesanías de raíz criolla e hispanoamericana como a las de los pueblos indígenas localizados en diferentes lugares de la Argentina y América. Se incluía en este concepto también los componentes materiales de los géneros orales como la narrativa, la poesía, la danza, la música y las celebraciones populares. Se puso énfasis en la formación y la exhibición de los repertorios de objetos y en la clasificación de los documentos. Pero se terminó obviando a los protagonistas, se silenció la voz de los artesanos, su identidad personal, se mediatizaron sus saberes y se romantizaron sus reales condiciones de vida.

En esa época – y hasta fines de los años 60- el filete y otras manifestaciones muy reconocidas hoy en día como la artesanía del vidrio, el vitraux, el macramé o la taracea, estuvieron excluidos del campo de arte popular en la Argentina. Mucho más lo estuvieron las celebraciones populares como el carnaval o la murga urbanos, hoy plenamente aceptados por la gestión cultural. Aún hoy en Argentina hay manifestaciones, como las denominadas labores femeninas – el bordado, el tejido a dos agujas, el crochet – que continúan siendo poco tenidas en cuenta en la gestión del campo del arte popular.

A partir de los años 70 la designación arte popular comienza a referirse a aquellas manifestaciones culturales con un plus estético que se encuentran en los bordes de los circuitos de jerarquización establecidos por la gestión de campo de las Bellas Artes (galerías, museos de arte, academias, salones, premios, etc.) o que se manifestaban en forma espontánea entre determinados grupos, ya fuera que continuaran un canon étnico o tradicional ya que fueran manifestaciones que en apariencia no respondían a reglas preestablecidas comunitariamente como los grafitis.

 En paralelo a esta postura se inicia en los años 80 en Argentina – aunque tiene en otras partes del mundo su antecedente en los años 60- una productiva y activa tendencia que intenta tener presente el carácter performativo del arte popular, su carácter emergente y siempre situado localmente. Todo un desafío para los museos y archivos como agentes privilegiados en su transformación en patrimonio cultural.

 En el presente las principales ferias artesanales del país reservan esta designación para aquellas obras de artesanos que tienen un carácter representativo de escenas o personajes populares o que no tienen una funcionalidad utilitaria como las artesanías. Se incluyen también en esta categoría las diferentes variantes de la pintura decorativa como el fileteado.

En otros museos del mundo se utiliza indistintamente las expresiones arte popular y arte folk para designar repertorios de objetos, utilitarios o no, que tengan raíces en la tradiciones culturales de determinados grupos (étnicos, religiosos, ocupacionales, de edad, etc.) en el seno de la sociedad global o nacional y que comparten cánones espontáneos, pero reconocibles, de técnicas, formas y valores estéticos y simbólicos. Estos cánones pueden ser comunitarios, de fusión entre varias tradiciones y aún personales de cada artesano y artista popular."

Texto extraído del blog del Museo.
Enlace al blog del museo