viernes, 12 de diciembre de 2014

Toritos de Pucará o de Pupuja


Los toritos de Pucará vigilan y protegen los hogares, por eso se los coloca en los aleros de las casas en Perú. Tienen sus lenguas afuera porque lamen la sangre que gotean de sus fosas nasales. Son "bravos  toros de lidia," que representan el vigor.

En la región de Puno se celebraba una fiesta de origen español: se pintaba a los toros y se les colocaba picante en las fosas nasales.  Los pobres animales sufrían por el escozor, esa situación ha quedado plasmada en la imagen de los toritos que se han transformado en uno de los iconos andinos. Los toritos, como los cajones de santos, surgieron asociados a las ceremonias de marcación del ganado. Los campesinos los empleaban para pedir por la fertilidad de los rebaños, protección de los hogares y felicidad de las familias.

En la actualidad se los ubica en los tejados de las casas (de a dos, acompañados por banderas nacionales, cruces, escaleras o flores artificiales). Cuando se viaja en tren desde Agusa Calientes a Cuzco se los puede ver encima de muchos tejados. Los toritos son guardianes del hogar, cuidan a los animales en los corrales y bendicen las parejas que se forman.

Estos toros deben su nombre mas popular al hecho de que hace años se los comercializaba en la estación de tren de Pucará, a pesar de que eran elaborados por artesanos en Santiago de Pupuja, un pueblado cercano a Pucará.

En el video un artesano muestra la elaboración de los toros y relata su historia 
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miércoles, 3 de diciembre de 2014

Arte popular: tensiones en su evolución


Efraín Franco, investigador mexicano, sostuvo en su libro “Cultura popular y artesanías” que resulta difícil distinguir los términos “artesanía” de “arte popular”. Quizás esa distinción no importe demasiado a quienes no son estudiosos del tema. Sin embargo, Franco propuso una definición del campo del arte popular que resulta interesante. Para el autor “éste incluye entre otras cosas, artesanías con intención artística y folklórica”.  
Daniel Rubín, también mexicano, define al arte popular como:

“el conjunto de manifestaciones artísticas producidas por comunidades autóctonas que a través de sus obras interpretan y dan sentido a la vida. Hoy en día éste se mantiene como una fuerza dinámica que sigue funcionando como vía de expresión de la sociedad”. No debería sorprender que haya tanta literatura generada en México sobre la temática. El arte  popular mexicano es muy rico y variado.

El arte popular podría ser pensado entonces como el resultado de expresión de la sensibilidad de las comunidades, que se expresa mediante la plástica o la música, entre otras manifestaciones. En ese campo conviven, en un difícil equilibrio, el mantenimiento de las tradiciones y la innovación.

Algunos exponentes del arte popular latinoamericano han ido desapareciendo o mutando   (no siempre para mejorar) como resultado de la demanda del comercio mayorista. Quienes monopolizan las ventas definen los criterios y se quedan con gran parte de las ganancias.

Lamentablemente, algunas piezas de cerámica ya no se fabrican, como las cocinas económicas de Pomaire, en Chile y la característica cerámica de Tabotí en Paraguay. También ha cambiado el colorido de ciertas piezas, sobre todo a partir del abandono de la tinturas naturales. Esas modificaciones han cambiado la fisonomía de las máscaras de madera del norte argentino o los árboles de la vida mexicanos, para tornarse atractivos según las modas imperantes. También se encuentran en los mercados artículos semi-industrializados de bajo costo y de mala calidad.

Referencias:

Frías. E (2005.) Cultura popular y artesanías. Zafiro: México.
Rubín, D (1974. Arte Popular Mexicano. Fondo de Cultura Económica: México